TU REFLEJO
El silencio inundaba la casa que alguna vez
decidieron comprarse para vivir eternamente juntos. Todas las situaciones por
las que pasaron se resumen a este momento de soledad. Él se sentía vació. Ella
estaba ausente.
Era una mañana lluviosa del 3 de marzo de
1995, los alumnos se disponían a entrar al salón de clases luego de la tan
aclamada formación que, de la cabeza a los pies, dejo a todos empapados.
Molestando y divirtiéndose en el salón de 2 “B” estaba Alonso, aquel niño
corpulento de color canela pasión quién, además, era risueño, aventurero y
divertido acompañado de sus amigos que tanto había extrañado en vacaciones. En
la tercera hora de clases alguien cautivo su atención. Una niña nuevo había
llegado a la clase, se llamaba Lucía, era blanca como la nieve y tenía una risa
tímida que cautivo la atención de Alonso. Los días pasaron y Alonso no se
atrevía a hablarle, no habían intercambiado miradas, no compartían grupo de
trabajo, nada los unía. Sin embargo, Alonso, muy creyente del destino, dejo que
este la pusiera en su camino. Al día siguiente, cambiaron de asientos a todos
los chicos y chicas del salón de 2 B y como Alonso había tentado al destino, el
destino le respondió poniendo a Lucía en una carpeta atrás de la suya. Contento
Alonso sintió que eso era una señal y le
hablo.
-¿Cómo te llamas? – Preguntó Alonso
- Lucía ¿Y tú? – respondió ella
- Alonso, y soy el más inteligente del
aula.
Lucía respondió con una carcajada y desde
ese día ambos quedaron enamorados el uno con el otro.
Paso el tiempo y ambos ya estaban en 5 de
Secundaria, habían comenzado una relación apenas un año atrás y compartían
mucho en común. Alonso se había dado cuenta que Lucía no era tan tímida como
parecía, en realidad, el la definía como lokza. Sí, con K y con Z. Además de
ambos compartir el amor por la fotografía, el gusto por las aventuras y sus
locas ganas de conocer lugares extraños. Terminando el colegio ambos decidieron
que no iban a estudiar, iban a viajar por todo el Perú conociendo lugares que
no habían tenido la oportunidad de conocer. Con cámara en mano, Alonso retrato paisajes
muy bonitos por sus aventuras en el Perú, desde la blanca ciudad de Arequipa hasta
el caluroso Iquitos, no había rincón del país que él no hubiera retratatado. Ambos cumplieron su sueño de conocer todo su país. Pasaron
muchos años hasta que ambos decidieron
regresar a su ciudad natal, Chiclayo, y comprarse una casa.
-Para vivir eternamente juntos – dijo Lucía
- Eternamente juntos – replico Alonso
- Eternamente juntos – replico Alonso
No paso mucho tiempo hasta que a Lucía le
diagnosticaron leucemia. Ella quedó devastada, no parecía la misma lokza de
antes. Alonso siguió a su lado tratando de darle ánimos pero nada de eso era
suficiente. El 15 de Julio del 2012, a la edad de 30 años su querida lokza
falleció.
Para la mañana del 18 de Julio ya habían
pasado todas las formalidades del entierro y Alonso decidió acudir a su tan
amada cámara fotográfica para retratar los últimos espacios en donde había
estado Lucía y, asi, animarse un poco más. Al descargar las fotos en la
computadora se dio cuenta que en todas aparecía Lucía; sin embargo, ella ya
estaba enterrada. Alonso en lugar de asustarse se alegró al ver que en una de
las fotos ella sostenía un cartel que decía: Te lo dije, eternamente juntos.
Ella vivía en su mundo, un mundo exacto
para ella pues no había preocupaciones, las pasiones que desarrollaba en el
mundo fantasma eran simples pero la hacían feliz. Ella seguía viendo a Alonso,
ahora un chico que, a raíz de la muerte de su esposa y la experiencia de
volverla a ver, se había vuelto triste y solitario, Alonso; sin embargo, solo
la podía ver a través del lente de su única pasión: la cámara. Ella se
comunicaba con él por carteles, él sabía que a donde quiera que vaya, siempre y
cuando sea adentro de su casa, ella iba con él así que hablaba “solo” todo el
tiempo. Una tarde, Alonso se había cansado de ver tv y empezó a fotografiar los
lugares donde creía que estaba Lucía, esto se había vuelto un juego para ambos,
la encontró en el cuarto de lavandería pero no estaba sola, en la foto salía
alguien más y en el cartel lucía explicaba:” Él es Harry, lleva viviendo 30
años en esta casa y recién lo conozco es muy divertido.” Alonso no entendía, sabía que Lucía se podía
aburrir de vivir sola en ese mundo pero ¿un amigo? ¿Que podrían hacer juntos?.
Sin embargo, Alonso gritó:
“Mucho gusto Harry, ¿cuál es tu apellido?” –
rápidamente tomo una foto
“Harry Ford” – escribió Harry en el cartel
“Voy a dormir” – exclamó Alonso
Lucía sabía que Alonso estaba incómodo pero
no sabía lo que él estaba a punto de hacer.
Alonso se levantó y salió de la casa
atareadísimo, sabía que Lucía no podría seguirlo y algo en Harry no le daba
buena espina. Cogió el carro y emprendió
su marcha al centro de la ciudad. Lejos, lejos de casa.
Lo que averiguo Alonso al llegar a la
cabina de internet en el centro de la ciudad lo sorprendió. Harry Ford había
sido un psicópata que salió de una prisión pues mato a su esposa, en la misma
casa que vivía ahora Alonso y el fantasma de su esposa, alegando que ella le
era infiel. Alonso buscó y buscó fotos por todo internet de la esposa de Harry
pero solo encontró una, vieja y a blanco y negro de un artículo periodístico. Se
encontró con la sorpresa de que la esposa tenía el mismo apellido que Lucía
pero ¿era eso posible?, él asumía que era hermana de Lucía pero ella jamás le
había nombrado a una gemela, esto se hacía cada vez más raro. Decidido a llegar
al fondo de todo esto y regresó a su casa.
Llegó a casa y se encerro en su cuarto, sin percatarse que nunca más iba a estar solo. Ya hace mucho tiempo no hablaba con nadie, su única compañía era Lucía y ahora no sabía como decirle que su amigo Harry había sido un asesino y, sobretodo, un loco Y, entonces, se dio cuenta, nadie podía volver a matar a Lucía. Ni su nuevo amigo, ni el silencio, ella estaba muerta y nada que el haga por mantenerla a salvo podía cambiar esa realidad.
Alonso se volvió solitario, ya no hablaba ni con su familia, ya no salía a la calle, tomaba dos antidepresivos en el desayuno, el almuerzo y la cena pero ni eso lo mantenía feliz, ni eso lo hacía sentir vivo, ya nisiquiera tomaba fotos para ver a su amada, el ya no era el mismo desde que comprendió la soledad.
Dejó ir el recuerdo de ella. Dejó de tomar fotos. Dejó de ser él.
Llegó a casa y se encerro en su cuarto, sin percatarse que nunca más iba a estar solo. Ya hace mucho tiempo no hablaba con nadie, su única compañía era Lucía y ahora no sabía como decirle que su amigo Harry había sido un asesino y, sobretodo, un loco Y, entonces, se dio cuenta, nadie podía volver a matar a Lucía. Ni su nuevo amigo, ni el silencio, ella estaba muerta y nada que el haga por mantenerla a salvo podía cambiar esa realidad.
Alonso se volvió solitario, ya no hablaba ni con su familia, ya no salía a la calle, tomaba dos antidepresivos en el desayuno, el almuerzo y la cena pero ni eso lo mantenía feliz, ni eso lo hacía sentir vivo, ya nisiquiera tomaba fotos para ver a su amada, el ya no era el mismo desde que comprendió la soledad.
Dejó ir el recuerdo de ella. Dejó de tomar fotos. Dejó de ser él.